25 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL MAESTRO
JOSE JUAN RODRIGUEZ QUEVEDO
Nació
el 19 de mayo de 1897, en
el pueblo de Carache; fueron sus padres Abelardo Rodríguez y Zoila Quevedo de
Rodríguez, tuvo siete hermanos; su padre fue un cultivador de las artes
asociadas al quehacer religioso de su pueblo, en la confección de esculturas y
pinturas para el templo; es por eso que sus primeros pasos por la vida, fueron
dentro de un taller de artes, donde aprendió las primera letras y no tuvo otro
maestro después de su padre, los libros continuaron guiándolo por los caminos
del arte, la belleza y la cultura. Luego al arribar los siete años bocetaba los
pordioseros que deambulaban por las calles de su pueblo, las primeras pinturas
estuvieron ligadas al aspecto religioso, por los múltiples encargos procedentes
de los templos; en la Casa Parroquial de Carache se conserva el Bautismo de
Cristo pintado por José Juan entre los años de 1914 y 1920, se dedicó a la
pintura de decoración como ayudante del artista italiano Don Luis Fontana,
entre las obras de este tipo aún se conservan en la población de Chejende y
Cuicas algunas casas decoradas por él. El 26 de noviembre de 1920, fue
inaugurada una estatua del Libertador realizada por este artista y la cual
perduró en la Plaza de Carache hasta 1938. En 1926 se traslada a Caracas, con
el deseo de conocer las obras de Tovar y Tovar, Michelena y Cristóbal Rojas.
Para esa fecha, Tito Salas decoraba la Casa Natal del Libertador, sitio donde
José Juan tuvo la oportunidad de apreciar de cerca su técnica y manera de
pintar. Al regresar a Trujillo continúa pintando, pero ahora se adentra por
nuevos caminos, como fue el de la docencia que ejerció con mucha dedicación y
tesón hasta el momento de su jubilación en mayo de 1967. En el año de 1929
contrae matrimonio con su prima Josefa Griselda Falcón, del cual nacieron cinco
hijos: Abelardo, Gerardo, José Juan, Carmen Josefina y Joaquín. Continuó
pintando prefiriendo los cuadros de Bolívar y sus hazañas, prueba de esto las
vemos en el Salón de Sesiones de la Alcaldía de Carache, donde decoró las
paredes con cuadros alusivos a la gesta libertadora. Vivió en Mirinday gran
parte de su vida. En 1977 siendo la ciudadana Mariana de Arrieche, Presidente
del Concejo Municipal de Carache, fue nombrada “Hijo Ilustre” y condecorada con
una serie de galardones. Ocupó el cargo de Presidente del Ateneo de Carache,
desde su fundación hasta el momento de su muerte, igualmente el de Cronista de
la Ciudad. José Juan Rodríguez Quevedo fue pintor, escultor, carpintero y muere
en Carache el 07 de enero de 1990 a la edad de 92 años.
José Juan Rodríguez |
Su nombre José Juan Rodríguez, cuyos cuadros de pintura circuló y están en casi toda Venezuela. También hay en el exterior, y son el orgullo del Concejo Municipal del Municipio Carache, pues quien venga aquí y no contemple esas obras de arte, “no está en nada”, como dice la nueva ola.
Vivió a una cuadra de la plaza Bolívar de Carache, de ese lugar por el que tanto siente, y que la inspira tantas cosas, plasmadas en sus lienzos, vertidos en la más pura realidad y con temas actualizados.
“Lo que paso se queda, dice, y por eso hay que interpretarlo para no estar haciendo cosas
Imaginarias. “José Juan Rodríguez
José Juan Rodríguez, uno de los más preclaros valores trujillanos en el arte de la pintura, es un fiel heredero del talento de su padre, un cultivador de las artes asociadas al quehacer religioso de su pueblo en la confección de esculturas y pinturas para el templo.
Le visitamos en su casa para conversar un poco con él. Nos dice que está en convalecencia, luego de serios quebrantos de salud, de los que, por lo visto salió victorioso, así como salió del sarampión cuando estaba chiquito.
Libros y papeles colocados en forma desordenada en todas partes, pero que él les conocía su sitio y no tiene que buscar mucho. Un viejo escrito con una máquina de escribir de las primeras que salieron, casi tapadas de periódicos, y un piso de ladrillo y algunos de sus cuadros, son testigos mudos de la vida de éste orgullo trujillano.
Entre los viejos papeles de Juan Rodríguez guarde de encuentran boceto de imágenes religiosas hechas por su padre, Don Abelardo Rodríguez, quien lo guio por el camino del arte, la belleza y la cultura, en un taller donde se hacía de todo.
Soy paisajista, afirmaba, aunque reconocía que lo que más pintó son imágenes religiosas, por los múltiples encargos que le hacen curas de las diversas parroquias.
Ya uno sin querer va buscando la tierra, expresa, pero todavía aspiro a hacer muchas cosas más jubilado de la docencia, la que ejerció con mucha dedicación y tesón, el artista recomienda a la nueva generación de pintores que actualicen el mensaje que plasman en un lienzo.
Es lamentable, expresa pero hay algunas cosas demasiado fuera de la realidad, que solo el pintor las entiende, pensando quizás que el público tiene que adivinarle lo que quiere decir.
Para el entrevistado eso no debe ser, pues el pintor como el periodista, tiene que expresar la realidad de un hecho.
Recuerda que su primera la hizo a la edad de siete años con una “María Auxiliadora”, para la iglesia de Santa Ana, luego siguió con sus cuadros y esculturas, que hoy son mostrados con orgullo en el lugar donde se encuentren.
Esta agradecido del pueblo Trujillano, que si ha reconocido su actividad a través de diversas instituciones y organismos que le han hecho entrega de placas de reconocimiento, las cuales tiene guardadas en un viejo baúl.
Además, afirmó, los organismos oficiales siempre me han tomado en cuenta, pero que en mi caso no tengo por qué pasarlo desapercibido.
Cuando el general López Contreras, presidente de la Republica, para aquel entonces, le negó al pueblo de Carache una escultura del padre de la patria, para ser colocada en la plaza Bolívar, José Rodríguez, no lo pensó dos veces para hacerla y colocarla en ese parque, donde permaneció hasta que la comunidad reunió para adquirir una de bronce, pues la hecha por el artista era de barro quemado.
La plaza Bolívar no tenía su escultura, y para la celebración del armisticio, José Juan Rodríguez propuso su donación, y aunque el presidente del consejo negó el permiso para su colocación, el presidente del Estado.
Juan Araujo, lo permitió y la obra de arte permaneció allí hasta el año 39.
Juan Rodríguez ve con satisfacción el resultado de su actividad docente.
Y es que tiene razón, pues allí está la banda musical “Juan Landaeta”, y entre sus numerosos discípulos se encuentra el actual presidente del Consejo Municipal de este pintoresco pueblo.
Como consejo a las nuevas generaciones de pintores, Juan Rodríguez, recomienda que proyecten lo nuestro, y que se actualicen en sus mensajes. Entre sus pinturas vemos a varios cupidos, entre ellos, uno que somete a un león y lo hace llorar.
Esa es la fuerza del amor, dice, que como usted sabe domina al más pintado.
¿Indica con sus cupidos estar enamorado?
Siempre lo he estado pues quien en la vida no viva enamorado, tiene el espíritu muerto. Un cupido refleja la espiritualidad, agregó.
Para José Juan Rodríguez el claroscuro es su predilección, mientras que al impresionismo lo califica como el “alma de lo que se está haciendo”.
José Juan Rodríguez, uno de los más preclaros valores trujillanos en el arte de la pintura, es un fiel heredero del talento de su padre, un cultivador de las artes asociadas al quehacer religioso de su pueblo en la confección de esculturas y pinturas para el templo.
Le visitamos en su casa para conversar un poco con él. Nos dice que está en convalecencia, luego de serios quebrantos de salud, de los que, por lo visto salió victorioso, así como salió del sarampión cuando estaba chiquito.
Libros y papeles colocados en forma desordenada en todas partes, pero que él les conocía su sitio y no tiene que buscar mucho. Un viejo escrito con una máquina de escribir de las primeras que salieron, casi tapadas de periódicos, y un piso de ladrillo y algunos de sus cuadros, son testigos mudos de la vida de éste orgullo trujillano.
Entre los viejos papeles de Juan Rodríguez guarde de encuentran boceto de imágenes religiosas hechas por su padre, Don Abelardo Rodríguez, quien lo guio por el camino del arte, la belleza y la cultura, en un taller donde se hacía de todo.
Soy paisajista, afirmaba, aunque reconocía que lo que más pintó son imágenes religiosas, por los múltiples encargos que le hacen curas de las diversas parroquias.
Ya uno sin querer va buscando la tierra, expresa, pero todavía aspiro a hacer muchas cosas más jubilado de la docencia, la que ejerció con mucha dedicación y tesón, el artista recomienda a la nueva generación de pintores que actualicen el mensaje que plasman en un lienzo.
Es lamentable, expresa pero hay algunas cosas demasiado fuera de la realidad, que solo el pintor las entiende, pensando quizás que el público tiene que adivinarle lo que quiere decir.
Para el entrevistado eso no debe ser, pues el pintor como el periodista, tiene que expresar la realidad de un hecho.
Recuerda que su primera la hizo a la edad de siete años con una “María Auxiliadora”, para la iglesia de Santa Ana, luego siguió con sus cuadros y esculturas, que hoy son mostrados con orgullo en el lugar donde se encuentren.
Esta agradecido del pueblo Trujillano, que si ha reconocido su actividad a través de diversas instituciones y organismos que le han hecho entrega de placas de reconocimiento, las cuales tiene guardadas en un viejo baúl.
Además, afirmó, los organismos oficiales siempre me han tomado en cuenta, pero que en mi caso no tengo por qué pasarlo desapercibido.
Cuando el general López Contreras, presidente de la Republica, para aquel entonces, le negó al pueblo de Carache una escultura del padre de la patria, para ser colocada en la plaza Bolívar, José Rodríguez, no lo pensó dos veces para hacerla y colocarla en ese parque, donde permaneció hasta que la comunidad reunió para adquirir una de bronce, pues la hecha por el artista era de barro quemado.
La plaza Bolívar no tenía su escultura, y para la celebración del armisticio, José Juan Rodríguez propuso su donación, y aunque el presidente del consejo negó el permiso para su colocación, el presidente del Estado.
Juan Araujo, lo permitió y la obra de arte permaneció allí hasta el año 39.
Juan Rodríguez ve con satisfacción el resultado de su actividad docente.
Y es que tiene razón, pues allí está la banda musical “Juan Landaeta”, y entre sus numerosos discípulos se encuentra el actual presidente del Consejo Municipal de este pintoresco pueblo.
Como consejo a las nuevas generaciones de pintores, Juan Rodríguez, recomienda que proyecten lo nuestro, y que se actualicen en sus mensajes. Entre sus pinturas vemos a varios cupidos, entre ellos, uno que somete a un león y lo hace llorar.
Esa es la fuerza del amor, dice, que como usted sabe domina al más pintado.
¿Indica con sus cupidos estar enamorado?
Siempre lo he estado pues quien en la vida no viva enamorado, tiene el espíritu muerto. Un cupido refleja la espiritualidad, agregó.
Para José Juan Rodríguez el claroscuro es su predilección, mientras que al impresionismo lo califica como el “alma de lo que se está haciendo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario